lunes, 28 de mayo de 2012

COMENTARIO FINAL

Las TIC son una herramienta nueva y, como es lógico hay un eje temático de debate vinculado a su manejo y, supongo, que no debió ser distinto cuando Gutenberg presentó el primer libro, quizá la diferencia sólo sea la velocidad de difusión de la herramienta.
Ahora bien, estos debates se centran, casi exclusivamente, en las cuestiones instrumentales, algo así como si sólo importara el cómo usar estas nuevas herramientas, qué nueva clase es posible “armar” con ellas. Sin embargo hay otras cuestiones que o bien ni se abordan o, si se lo hace, se analizan tan superficialmente que los resultados del debate terminan siendo eslóganes vacíos de contenido, del tipo “hay que empoderar al alumno” o “democratizamos y socializamos el saber”, sin que quede muy en claro el qué ni el cómo de estas maravillosas acciones. Lo que sí es claro es que la modificación no se logra por usar una wiki, es el resultado de un cambio en aspectos político ideológicos de la educación que requieren un amplio debate y consenso y que, una vez definidos, puede realizarse con un blog o con un pizarrón negro y una tiza blanca. Ese debate no lo veo saldado.
En el ámbito de la educación privada las instituciones incorporaron, rápidamente, las TIC al amparo de una situación económica favorable con una adecuada disponibilidad de recursos técnicos y humanos. Pero qué ocurre en la educación pública, si bien es innegable que se ha modificado en los últimos años la asignación de recursos, con un presupuesto muy por arriba del históricamente asignado al área, las carencias eran tales que la recomposición del sistema educativo es lenta. Una parte de esos recursos se volcó a la adquisición de tecnología que permita incorporar las TIC y el trabajo de estructuras educativas específicamente dedicadas a la capacitación de recursos humanos, como el mismo CITEP, son un camino emprendido en ese sentido.
En cuanto a las resistencias aquellas pueden provenir de los llamados “inmigrantes digitales” que, según se afirma, están lejos de la aceptación abierta de las nuevas tecnologías, ellos confían en la palabra escrita y desconfían de los íconos, precisamente por instantáneos, lo que desde su visión, lleva a la omisión de cualquier tipo de reflexión interpretativa. También sostienen una lógica lineal y se enfocan plenamente en una sola tarea porque vinculan ello a la eficiencia, además consideran que la información debe ser de uso privilegiado de modo que establecen a partir de su posesión relaciones de poder. Para complementar su rechazo hay una cuestión de desconocimiento del manejo de las herramientas que los lleva más al recelo que a la búsqueda y aprendizajes sobre su uso.
De la mercantilización de la educación conviene hablar partiendo del reconocimiento de que la Internet es el más efectivo negocio de este tiempo. Que la Web es un servicio más de Internet, como el correo electrónico y tantos otros; pero que, según se afirma, produjo un nuevo sujeto social… ¿Nuevo, o más adaptado y dócil a los intereses económicos del neoliberalismo? Entonces sí hablemos de mercantilización en la educación, de cursos, carreras de grado, posgrados, diplomaturas, maestrías y otras formas de convertir la educación en una mercancía apta para su distribución a través de la web. ¿Esto ocurre sólo en el ámbito de la educación privada? Tal vez sea de esta forma hoy; pero habría que ver si con el tiempo no termina proyectándose sobre la educación pública. Si no puede terminar ocurriendo que contenidos que tradicionalmente se impartieron en la formación de grado, a partir de estas posibilidades, no terminan excluyéndose de aquella para pasar a formar parte de cursos o especializaciones virtualmente distribuidas y, por supuesto, pagas. 
Sobre la pérdida del idioma habría que consultar a expertos en el tema; pero cuando hablamos del que se definió como “nativo digital”, no es acaso un sujeto más permeable a la globalización, de paso digamos que ella no es un fenómeno nuevo sino muy anterior a la aparición de las TIC, que se inició con la expoliación de las materias primas de los países pobres hacia los europeos ricos. Entonces la globalización no es una consecuencia del uso de los nuevos recursos tecnológicos, sino que éstos son la última, y más poderosa, herramienta con que cuenta para su expansión. Y globalización es hegemonía en todos los aspectos, incluso la lengua, y tal vez la lengua en uno de los primeros lugares. Revisemos, a modo de ejemplo, las publicidades de nuestra televisión y veamos cuántas no incluyen palabras, conceptos, expresados en idiomas distintos al nuestro. Por otro lado cuánto manejo es posible tener de las TIC sin aceptar mansamente la penetración idiomática en la que el mail ha pasado a reemplazar al correo.
Para terminar creo necesario incorporar las TIC a nuestra tarea cotidiana, creo que son una herramienta útil; pero además creo también que no es posible ignorar su presencia por lo que su manejo es, desde mi punto de vista una obligación, un compromiso, en especial para aquellos que defendemos la Educación Pública, porque una cosa es usar las TIC y otra, muy distinta, terminar siendo consumidores ingenuos de recursos que nos utilicen.